Sunday, March 18, 2007

El destello

Tendréis que perdonarme la impertinencia, pero no voy a irme así. Quiero que lo sepáis tal y como yo lo supe.

Llevaba mucho tiempo rondando en mi pensamiento aquella escena que me alcanzó sin previo aviso. Mientras tomaba la desviación de carretera que me conducía a la autopista, en ese triángulo malformado de terreno que servía de acceso a mi izquierda, había llegado a mi cerebro el destello de una imagen. No lo había visto con los ojos, sino con el pensamiento: un hombre tendido sobre la tierra, entre los hierbajos, muerto sin duda a causa de un accidente. Lo vi como un flah fotográfico de luz... Y lo supe real, pero al inspeccionar el terreno con cuidado mientras lo sobrepasaba, no vi nada... Y la escena se repetía en mi memoria con tal persistencia, tantas veces, que ya me costaba trabajo descansar...
Desde aquel día, cada vez que me acercaba a aquel lugar, no lograba evitar el volver a mirar, rebuscando, presintiendo un cuerpo que no lograba descubrir... Inexistente?

Ayer, al repetir mi viaje, y dirigir mi mirada inevitablemente hacia allí, quedé petrificada: una cruz blanca de tamaño mediano señala el lugar; algún familiar había marcado de esa forma el sitio determinado donde un ser querido había perdido su existencia. Es lo que se suele hacer en esta tierra, donde las cruces desperdigadas a lo largo de autopistas marcan el calvario interior de los aceptados por esas tristes despedidas.

Hoy sé que sin saberlo, lo sabía; mi pensamiento había visto ese cuerpo tendido, muerto, ausente ya tras un accidente. Quizás vagaba en el lugar el espíritu maltrecho del accidentado, y yo lo había percibido de esa forma. Por eso, hoy, al pasar por allí, he decidido parar un instante, acercándome a la cruz, pagar así mis respetos a quien me contactó de esa extraña forma...

... Un sobresalto interno ha quebrantado mi espíritu. La cruz blanca, tiene un nombre grabado que reconozco al instante: "Pedro Ruiz, 15 de Marzo, 2007"
Y ante el abrupto anuncio de mi muerte, he de reconciliarme con la memoria del accidente donde perdí la vida.

No resulta fácil comprender las cosas, incluso cuando somos los hilos conductores que las desencadenan. Pero sabed ahora lo que me ha costado tanto comprender: el descanso final sólo se alcanza a través de la aceptación de nuestra propia muerte... Un destello de luz al infinito que ahora logro traspasar...

Mt.

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